La conspiración

Carta Nº1

Son tiempos en que la palabra éxito es muy nombrada. Parece que da igual que es lo que contenga en su interior, y bien hay que decir que es tan personal e individual como personas hay sobre la tierra. Lo cierto es que de alguna manera se ha convertido  en un fin en sí misma.
¡La sensación es que hay que llegar! ¿Dónde? ¿Al éxito?
Es increíblemente distante, sí distante es la palabra exacta, no tiene miramientos con cuanto tiempo y energía hayas puesto en alcanzarla siempre está a una distancia a recorrer.

Afortunadamenteya hay muchos que han descubierto todos aquellos tesoros que fueron acumulando en el camino y sobre todo lo que esos tesoros han hecho con su persona. Nunca eres el mism@ después de un recorrido, después de la última experiencia, después de la última mirada. Tampoco seré el mismo cuando termine de escribir estas palabras.
Pero volviendo al tema del éxito ¿qué es lo que determina esa distancia? ¿Qué energía, piedra o muro invisible se erige frente a nosotros y mantiene esa distancia? ¿Que es lo que conspira en nuestro camino?
A lo largo de los últimos años he escuchado a muchas personas hablar del éxito, pero lo que más me ha llamado la atención no son las palabras que han dicho sino todo lo que las acompañaba. Esos quiebres de voz, ese brillo en los ojos o en algunos casos ese frio no brillo en los ojos al hablar de ello. Otros con las mejillas enrojecidas afirman que es una mentira, que en realidad quienes dicen tenerlo mienten descaradamente. También los hay quienes repiten la teoría perfecta escuchada o leída, pero dejan entrever con pequeños temblores y cambios en la dirección de su mirada que hasta allí llegan, que no hablaran más y menos contestaran preguntas puesto que no están dispuestos a enterarse que en el fondo aun no creen en ellas.
¿Que nos impulsa a lograr aquello que no sabemos qué es? Cada ser humano desarrolla patrones de conducta que los lleva a hacer diferentes cosas cada día, mes años década y vida.
Objetivos que se suman a otros más grandes y más grandes y que vistos desde la distancia determinan un camino que esa persona dibuja a lo largo de esa otra fantasía que llamamos tiempo. Entonces nos mantenemos ocupados tratando de evitar tropiezos y obstáculos y nos devanamos los sesos intentando descubrir la ruta más rápida para lograr eso que deseamos.
Pero no nos preguntamos nunca o casi nunca ¿Qué me impulsa a hacer lo que estoy haciendo? ¿De dónde sale esa energía que me impulsa?
¿Te ha pasado alguna vez que has sentido que no importa las acciones, trabajo, pareja, familia, amigos, deporte, qué hayas hecho hay sensaciones, procesos y obstáculos que se repiten?
Si hasta se han hecho películas con ese nombre tan chic: Déjà vu
Lo experimentamos como una experiencia singular y hasta es un tema de conversación con los amigos. Pero pocos se preguntan qué significa.
Debo reconocer que leer El grito primal del psicólogo estadounidense Arthur Janov modificó mi perspectiva respecto de esta pregunta Los libros son los mejores aliados en nuestro camino, he de confesar que me di cuenta de ello hace relativamente poco tiempo. Tienen la característica mágica de hacer resonar ese conocimiento que ya tienes dentro pero que de alguna manera aún no estaba ordenado como para entenderlo Agradezco y honro a los que comparten sus conocimientos de esta manera.
Todo cuanto hacemos en este camino tiene un sentido Independientemente del tipo de acción, sensaciones, emociones, esfuerzos y tiempo que nos lleven: tienen un sentido
Voy a pedirte que leas atentamente las siguientes palabras: Tienen un sentido
Fíjate que digo uno, ni dos tres o cuatro. O que cada proyecto tenga el suyo. Digo: UN SENTIDO
Esa energía que nos mueve se genera en un instante de nuestra vida Evidentemente no es cualquier instante y por supuesto que está ubicado en nuestra niñez. Pero eso lo dejamos para otra carta.
Piensa en todas las cosas que has hecho hasta ahora en tu vida. Detente en las significativas y hasta si quieres puedes hacer una lista con ellas
¿Por qué no terminaste la carrera?, o cuando perdiste la casa, hacer real tu deseo de formar una familia, o ser un Don Juan empedernido, esa enfermedad que te acompaña o tu deseo irrefrenable de fiesta y alcohol. Tu gusto por la poesía o el senderismo. Tus trabajos.
Piensa… piensa….
Todas esas cosas tienen un único sentido que las impulsa
Esta es mi primera carta, te prometo que seguiré escribiéndote

 

 

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